Lo
primero es destacar el hecho que los padres experimentan con frecuencia enojo y
frustración, porque les parece sorprendente, inaceptable, llamativo, irreal que
a éstos chicos se les olvide lo obvio, como llevar a la escuela la tarea que
pasaron haciendo todo el fin de semana, y más aún, ¿cómo es posible que la
olviden si la puso a la par del bulto?, pero sí eso pasa, a ellos se les
olvida, cometen errores por descuido o impulsividad, o por que se distrajeron
con el estimulo más sencillo, frente a esto se desata el enojo, que puede
llegar a tener características de descalificación, castigos desproporcionados,
uso de vocabulario hiriente, entre otros. Es esto normal, no me atrevería a
afirmar eso, pero sí es comprensible, por el simple hecho de que estos niños
demandan mucha atención y supervisión, frente a esto los padres se agotan,
llegan a perder las expectativas, así que no deben sentirse culpables, si
fallan en estrategias de manejo, por que la culpa es mala consejera, lo que
puede llevarlos a desarrollar límites confusos, siendo unas veces muy estrictos
y otras muy permisivos o “alcahuetas”.
Lo importante es entender que no es nada raro
que se pierda el control, pero no hay que quedarse ahí, lo que se debe es
aprender a manejar la situación, lo que implica analizar, en que conductas,
momentos, bajo que estímulos, o en que situaciones, el chico se muestra más disperso,
esto para delimitar adecuadamente el problema y establecer patrones
correctivos, reales, de sencillo manejo, y resolviendo un problema a la vez, es
decir, creando hábitos uno a uno, evitando dar por sentado lo que el niño debe
o puede hacer.
En segundo término es la sensación de
autoculpabilización, los padres llegan a pensar “en que hemos fallado”,
¡cuidado!, el déficit de atención, es una condición propia del chico, no es la
resultante de un buen o un mal trabajo de los padres, lo que sí es cierto, es
que cuando el niño tiene padres que son coherentes, consistentes y constantes
en cuanto a reglas, horarios, rutinas, los niños tiene mayor probabilidad de
desarrollar un mejor ajuste. Así que culparse no resuelve nada, lo que se debe
analizar es cómo se están manejando las cosas, si hay choques de autoridad, si
se es claro, corto y preciso con ellos, si hay un común acuerdo en ambos padres en lo que respecta a lo permitido, no
permitido y negociable, todo esto para establecer áreas de cambio y ajuste. Recordemos
que los padres no se deben exigir saberlo todo, para ello es importante leer,
asesorarse con los docentes, buscar orientación en un profesional en
psicología, hablar con otros padres en situaciones similares, en suma centrarse
en las soluciones, no en los fallos eso es lo importante acá.
Por último, es importante caer en la cuenta,
que con cierta regularidad los padres están atentos a lo que no funciona en los
hijos con déficit de atención, pero quizá si se detienen un momento, puedan
darse cuenta que en lo que fallan es en aquello que implica orden, seguimiento
de instrucciones, organización, planificación, atención, entre otras áreas,
pero al lado de esto están las conductas de solidaridad, expresión de afecto,
jocosidad, colaboración, entusiasmo, energía, entre un sin fin más que pueden
convertirse en factores de cambio si se llegan a estimular, esto hará que los
niños se sientan validados, reconocidos, e importantes, lo que podría favorecer una mejor comunicación, mayor
cercanía, como ejes fundamentales para desarrollar una mayor conciencia de lo
que se debe mejorar, además los padres estarán menos tensos y desarrollarán un
mejor equilibrio al darse cuenta que pueden ser capaces de aplicar
consecuencias positivas y negativas, toda vez que descubren lo valioso que cada
hijo tiene, y lo mucho que tiene que aportar a la vida familiar.
buenísimo el blog y gracias por los consejos (:
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